INTRODUCCIÓN
Y ORIGEN DEL TOPÓNIMO
Villanueva
de Sijena casi parece un nombre parlante,
pues alude al acontecimiento inicial que marcará su historia
desde su fundación, hace más de ocho siglos. De hecho, este
topónimo ya nos informa de que la localidad es un "villa" (si
bien sólo recibió formalmente dicho título en tiempos de la II
República), de que es resultado de una nueva fundación de un
pueblo más antiguo y de que este lugar corresponde con la
anterior Sijena (Xixena, Sixena o Xixence, según las fuentes
documentales conservadas).
Según Bienvenido Mascaray (Diario del
Altoaragón, 9/12/2007), el topónimo “Sijena” tiene su origen
en la lengua íbera y, en coherencia con esta lengua, la grafía
procedente en su composición es la j y no la g. Xixena
proviene de xixi- que significa “cenizas de hierbas quemadas”
o “barrilla” (Salsola vermiculada), cuyas cenizas son ricas en
carbonato se sosa, utilizándose antiguamente en la elaboración
de jabones. En Monegros se cultivó antaño mucho la barrilla.
El nombre común de la Salsola es “Sisallo”, que da nombre a un
paraje conocido en Villanueva como “El Sisallar”. La partícula
final del topónimo “-ena” significa “la que tiene más”, con lo
que cabe deducir que Xixena (Sijena o Sigena en su forma
actual) significa “la que tiene más barrilla”.
Salvo mejor opinión, las fuentes históricas revelan lo
siguiente:
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1. En tiempos de Servet se conocía a Villanueva de Sijena como
"Villanova" (sin mencionar necesariamente "de Sijena"), "Villanoba
de Sixena" o "Villanova de Sixena", tal y como consta en las
numerosas escrituras notariales que se conservan otorgadas por
el padre de Miguel Servet, Antón Servet Meler, alias
Revés.
2. El nombre de "Villanova" se remonta a la fundación del
Monasterio (Circa 1188)
por la Reina Doña Sancha y fue el nombre del nuevo pueblo que,
por decisión de la Reina, agrupó a los vecinos o fueros de
los dos asentamientos preexistentes a la fundación del
Monasterio (esto es, Sixena y Urgellet).
El nombre de "Villam Novam" para referirse al nuevo
asentamiento se encuentra ya en un pergamino de fecha 3 de
junio de 1193 en el que el Papa Celestino III toma bajo su
protección al Monasterio de Sijena, confirmando sus
privilegios y posesiones. También, a lo largo del siglo XIV,
Villanueva de Sijena aparece denominada en la mayoría de los
documentos del Monasterio que nos han llegado como
"Villanova".
3. El primer texto que hemos
identificado en el que se añade el calificativo "de Sijena"
a "Villanueva", y sin perjuicio de que pudiera aparecer
en otros anteriores, es de 15 de noviembre de 1346. Se trata
de un documento en el que el Rey Pedro el Ceremonioso ordena
al Justicia de Aragón que obligue a Pere Portell a entregar a
Martín de Zaidín, "notario y habitante de Villanueva de
Sijena", una provisión que la Priora de Sijena le concedió y
que éste se negaba a pagarle. Este documento permite afirmar
que, al menos un siglo y medio antes del nacimiento de
Servet, ya se habría identificado al municipio como
"Villanueva de Sijena". |
En
el típico paisaje estepario de Los Monegros el
entorno donde se sitúa la población se encaja
en una estrecha vega fluvial que recorre el río Alcanadre (cuyo nombre evoca la presencia musulmana en
estas tierras), localmente conocido con el sonoro epíteto
de "Matapanizos". aludiendo a las esporádicas
inundaciones que provocaba en las huertas adyacentes.
Una serie de pequeñas colinas se alzan, en dirección
norte, a medio kilómetro de la margen izquierda
del río siendo una de ellas el lugar donde se empezaron
a edificar a finales del siglo XII, las primeras casas
de Villanueva. Frente a ellas, en la orilla derecha, se
destacan los barrancos que discurren desde la meseta de
la Sarda. Al fondo, en dirección sur, oscurecidos
por un manto de pinos, se alzan los montes de las estribaciones
orientales de la Sierra de Alcubierre, desde cuya cumbre
(592 m. de altura máxima) se puede admirar una amplia
panorámica que alcanza hasta las faldas de los Pirineos. |
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HISTORIA
PRIMERA El
valle del Alcanadre ha estado poblado desde tiempos muy anteriores
a la fundación de la villa. Está documentada la
existencia de asentamientos correspondientes a la fase final de
la Edad del Bronce (850-650 a. C.), e incluso es probable que
los primeros pobladores se remonten al Neolítico. En el
momento de la creación del Monasterio de Sijena en 1188
coexistían muy próximos dos centros habitados: de
un lado del río, en el solar que ocupará el cenobio,
se encontraba el pueblo de Sixena, con 36 "fuegos" a
efectos fiscales (equivalentes a cabezas de familia, que daría
aproximadamente 180 vecinos), y en la margen derecha, en una loma,
la aldea de Urgellet que acogía a un censo de 50 "fuegos"
(en torno a 250 moradores). Las gentes que poblaban Sixena y Urgellet
eran probablemente oriundas del Pirineo, siendo las de Urgellet
originarias del Condado de Urgel. Estos pobladores debieron establecerse
en la vega del Alcanadre en tiempos de Alfonso I el Batallador
poco después de la conquista del territorio controlado
por los musulmanes.
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Los
habitantes de estos dos pueblos fueron trasladados para
dar cabida a las instalaciones del nuevo monasterio a
una loma situada en la margen izquierda del río,
a poco más de un kilómetro del Monasterio.
De este sinecismo nacerá el núcleo moderno
de Villanueva de Sijena, bajo la jurisdicción de
la priora de la abadía del monasterio homónimo.
Desde este emplazamiento se divisa por el norte toda la
extensión semidesértica del Espartal, y
al sur, pasado el río, los llanos de la Sarda que
se extienden hasta la Sierra de Sijena.
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Sin
muchos sobresaltos, la vida de la villa discurrirá por
los siglos medievales hasta que en 1511 verá llegar al
mundo a su más famoso hijo: Miguel Serveto Conesa, alias
Revés, hijo de Antón Serveto, notario del Monasterio
de Sijena. Nació infanzón, término que designa
a la baja nobleza en Aragón, en la casa de sus antepasados.
Éste sólido edificio señorial, en la más
arraigada tradición de las casonas aragonesas y actualmente
rehabilitado, alberga el centro de interpretación dedicado
a su figura y la sede del Instituto de Estudios Sijenenses “Miguel
Servet”. Probablemente fue bautizado en la iglesia parroquial
de Santo Domingo y El Salvador, de estilo tardogótico,
el lugar en el que años más tarde será quemado
en efigie por la Inquisición. En la actualidad se puede
observar la estatua erigida en el mismo lugar en señal
de desagravio, tal y como se ha hecho en muchos otros lugares
de la geografía servetiana. |