Intervención
del Presidente de la Comunidad Autónoma de Aragón
en el acto de inauguración de la Casa Natal de Miguel
Serveto |
Villanueva
de Sijena, 10 de Julio de 2002
Alteza:
Quiero
transmitiros, en primer lugar, nuestra más sincera bienvenida.
No
es la primera vez que visitáis tierras aragonesas. De vuestras
anteriores estancias guardamos un muy grato recuerdo.
Creo
que conocéis perfectamente cuál es la realidad de
Aragón. Cuáles son sus principales valores y fortalezas.
Pero también, cuáles son sus problemas más
acuciantes.
Os
doy la bienvenida como heredero constitucional de la Corona de España.
Institución por la que los aragoneses tenemos un cariño
especial y con la que nos sentimos fuertemente identificados.
Vuestros
padres, los Reyes de España, pudieron apreciarlo en su reciente
visita por tierras turolenses.
Hoy nos encontramos en Villanueva de Sijena.
Villanueva
de Sijena es la cuna de uno de los aragoneses más ilustres
de toda la historia: Miguel Servet.
En el año 2003 se conmemorarán los 450 años
de su ejecución en Ginebra.
Esta
es una fecha, sin duda, para recordar la memoria de Servet.
Y
por eso creo que es un gran acierto honrarle con varios actos. Uno
de los cuales nos reúne aquí y ahora.
El
Gobierno de Aragón ha estado enormemente interesado en la
restauración de la casa natal de Servet. Este es un lugar
sin igual para que la vida y la obra de Servet sean recordadas y
admiradas.
Servet
fue perseguido y condenado por hereje. Y, en verdad, lo fue. Acaso
el mayor hereje de todos los tiempos.
Pero
sus críticas a sus contemporáneos y sus reinterpretaciones
trinitarias fueron sólo un pretexto para eliminarlo.
Servet
tuvo en frente a la Inquisición española, a la francesa
y al calvinismo. El calvinismo, que acabó con su vida, sabía
que lo honrado de su proyecto era una llamada a vivir el cristianismo
en igualdad y pureza radicales.
Su obra, la Restitución del Cristianismo, es un canto a la
libertad, al destierro de la corrupción y al compromiso personal
de cada ser humano con sus semejantes.
La
época en la que le tocó vivir a Miguel Servet no estaba
preparada para admitir una mentalidad como la suya.
Servet
fue un filósofo que cultivó todos los saberes de su
tiempo. Desde los escrutinios de las estrellas, hasta los latidos
del corazón y su celebérrima teoría sobre la
circulación de la sangre.
Sólo
la intransigencia, la intolerancia y la infamia hicieron que Servet
acabase sus días de forma prematura quemado vivo en la ciudad
de Ginebra.
El
ejemplo de Servet debe permanecer vivo entre nosotros. La sociedad
actual conoce otras formas de desprecio e intolerancia. Debemos
ser tolerantes y construir la democracia en valores firmes como
el respeto y el diálogo.
Debemos aprender las enseñanzas que nos da la historia para
no volver a caer en los mismos errores.
El
Instituto de Estudios Sijenenses "Miguel Servet" está
realizando una magnífica labor a lo largo de estos años.
Para él nuestro reconocimiento y ánimo para que se
continúe con la labor emprendida.
Prueba de la importancia y el interés que tenemos por la
figura de Servet, es la próxima constitución de
una Fundación dedicada a conservar y difundir su obra y su
persona.
Alteza:
Creo que con vuestra presencia en este acto demostráis una
gran sensibilidad y cariño no sólo por Aragón,
sino también por los valores que encarna Miguel Servet.
Una
vez más os quiero dar las gracias por ello y desearos, otra
vez, una grata estancia entre nosotros.
Muchas
gracias.
D. MARCELINO IGLESIAS
|